Iconografía II: El Güegüense en su nueva línea barroca

Iconografía II:

El Güegüense en su nueva línea barroca

Arnulfo Agüero

En 1983 en la Galería Fernando Gordillo por primera vez se exponían individualmente imágenes de la obra iconográfica del Güegüense en blanco y negro; 25 años después, el maestro del dibujo neobarroco por excelencia en Centroamérica, Carlos Montenegro, nos presenta su segunda muestra mas detallista, vigorosa y decorativa con “nueva arquitectura de líneas y efectos estéticos visuales”, que ha llamado Iconografía II de El Güegüense, exhibiéndose en la Sala “Rodrigo Peñalba”, del Palacio Nacional de Cultura.

En su deseo de creación y perfeccionamiento de estilo este maestro mayor del arte de dibujar la obra bailete, español-náhuatl del Güegüense, surgida en el siglo XVII, valga recordar mostró en su primera muestra, su firme trazo en altocontrastes; sus tramas iban entonces acompañadas de los 14 personajes de la obra bailando en las calles empedradas, y al fondo sus caseríos de techos; obras algunas, recuerdo años después, fueron mostradas con orgullo en el Museo Contemporáneo Julio Cortázar.

Desde entonces el prestigio de sus trabajos han ido increscendo, creando escuelas y nuevos discípulos, los que admiran y tratar de seguir sus disciplinados pasos. El mismo Montenegro reconoce a Henry Aguilar como dibujante de un güegüense colorista, y a Emilio González, por sus caprichosos movimientos, los que ve como un nuevo aporte válido. Otros que han dejado sus legados notorios en muchas obras pintadas son Leoncio Sáenz y César Caracas, este último en Miami, acaba de sacar un libro sobre sus memorias.

Pero Montenegro ha dado su paso de gigante, es indiscutible, la sobriedad de sus líneas negras que realmente impresionan, y todavía no hay quien supere sus magistrales tramados; su mixtura profunda del blanco y negro, la que ha venido en algunas de sus obras combinando con acuarelas y acrílico; sin embargo el color policromo todavía no ha podido gobernar la esencia de sus líneas las que siguen evolucionando, con mayor precisión hacia la línea barroca renovada en un nuevo contexto plástico: Sus clásicas iconografías del Güegüense, I, y II.

Asimismo valga resaltar que la primera exposición Iconografía El Güegüense (1983) fue en homenaje al primer centenario de publicación de la obra teatral; en ese entonces se mostraron 15 dibujos donde sobresalían personajes de la obra como el Gobernador Tastuanes, Regidor de vara, Macho Ratón, y el Homenaje al “Capi”, un bailante popular, entre otros. Hoy la nueva muestra, donde están todos los personajes de este comedia bailete, es de 30 obras, 15 de ellas en claroscuro, colección de la Universidad Autónoma de Managua.

Montenegro reconoce que sus nuevas obras tienen una mayor riqueza en las líneas, en su arquitectura de formas múltiples y barrocas, dado a sus recientes investigaciones del vestuario del siglo XVII y XVII, donde se supone da inicio esta genial creación de la literatura colonial, mezcla española y náhuatl.

Otros elementos notorios en sus plumillas son sus “texturas visuales platas” que se alejan del clásico claroscuro; así como la nueva arquitectura de líneas encontradas que revelan caprichosas abstracciones dentro de las mismas figuras decoradas de sus personajes tramados en tintas. “Voy evolucionando mi estilo: Traté de involucrar el barroquismo por medio del blanco y negro. Se que mis actuales obras son muy diferentes a las del 83, dado que he estado experimentado un nuevo efecto de textura visual. La idea es que se de una mayor visión de todo lo que es la obra en la estética del arte puro”, me comentó recientemente.

Según Montenegro, su arte en plumilla ha ido superando su línea y formas interiores lo cual puede verse en la continuidad de sus obras. Incluso poetas como Carlos Martínez Rivas, y Julio Valle Castillo, han visto su técnica y estética como una “variante de pintura negra”, lo cual tienen razón en parte.

La verdad es que hay más. Este maestro ha venido experimentando un cambio sustancial, tanto en las tonalidades, como en el manejo de las líneas. Sus nuevos planos, sus líneas encontradas y moduladas en tonos intermedios, sus variantes formas interiores, persiguen una nueva “textura visual que proyectan vibraciones tonales en suaves tonos plateados”.

Por ejemplo los grabados del holandés Lucas van de Leyden (1494-1533), lograba un plateadito que despuntaba, a punta de blanco y negro, que nunca otro artista lo hizo. “Por mi parte me refiero a una textura mía en mis tonos de planos grises, y no de los claroscuros. La superficie de mis obras buscan esas modulaciones matizadas de plateados”, reveló satisfecho de su hazaña, Montenegro.

En cada de sus figuras barrocas y modernas de la obra de El Güegüense, están estos juegos de líneas y tonalidades plata como elemento plástico y estético. “Yo hago una composición de formas, de líneas encontradas, de luz y sombras. Esto no se mira a simple vista, sino cuando se aprecia la obra en todos sus detalles, en su geometría y arquitectura”, valora este artista nicaragüense que reconoce que además de la influencia de Leyden, ha llevado a sus realizaciones los conceptos claves del claroscuros del pintor Rembrandt, de las obras negras de Francisco de Goya, de los grabados de Guadalupe Posada, y del dibujo magistral de Alberto Durero. Estas antiguas técnicas las que solo unos cuantos intentan seguir por su disciplinado oficio, las ha venido usando es maestro desde la precisión del dibujo detallista, de alto contrastes y tonos grises encontrados, en ambos estilos, el del claroscuro y el del color mixto.

Carlos Montenegro, (1942) es un dibujante y pintor surgido en los años de 1960. Su breve historial reconoce que fue profesor de pintura, dibujo y anatomía por espacio de 8 años en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Desde 1967 hasta la fecha, ha realizado alrededor de unas 20 exposiciones individuales y unas 50 colectivas entre nacionales e internacionales, incluyendo bienales en Sao Pablo, Brasil, la Habana, Cuenca, entre otras latinoamericanas y centroamericanas.

Este maestro, que hoy vive radicado en Masaya, frente al histórico cerro del Coyotepe, pintando y dibujando, fue reconocido internacionalmente en 1992, en San José, Costa Rica con el Gran Premio Único, Medalla en Oro, otorgado en la II Bienal Centroamericana, por una de sus obras en altocontrastes: Naranja Guásima; quedando así registrado en la historia de las bienales de la región como el único dibujante en ganar este galardón, hoy en día entregado a las artes visuales alternativas o tecnológicas. Asimismo Montenegro ha recibido reconocimientos locales por su legado de rescate de la identidad nicaragüense; por haber revalorizado y perennizado el claroscuro del siglo XVI y XVII. Épocas donde alcanzaron su máximo esplendor los dibujos magistrales, de los clásicos de esas edades: Rembrandt, Caravaggio, Zurbaran, Rivera, Vermeer, entre otros maestros del dibujo ilustrado.

Iconografía del Güegüense II










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